Si la cena de la noche anterior nos supo a gloria, los 2 huevos fritos con bacon y el zumo de naranja natural que desayunamos no tenía palabras…

Degustamos, porque esa era la palabra, el desayuno en compañía de los cuatro con los que la señora comparte su vida.Daban vueltas alrededor de la mesa, esperando que se cayera algo al suelo, pero no iban a tener suerte. Los perros querían algo jugoso, pero nosotros teníamos más hambre que el burro de un gitano. Era una guerra que no iban a ganar !!

Nos expulsan de la autopista

Para no perder la costumbre, tuvimos que volver a negociar. No aceptaban tarjetas de crédito, tampoco nosotros no teníamos Rands (la moneda de Sudáfrica). La pobre mujer, muy amablemente nos tuvo más remedio que buscar el valor del cambio para cobrarnos en dólares americanos. Después de eso, nos ha indicado cómo llegar hasta Johannesburgo pasando cerca de la ciudad de Pretoria. Nos ha invitado a hacerle una visita si en algún momento volvemos a Sudáfrica. Por mi parte, tengo muy claro que lo haré, porque este lugar es uno de los mejores sitios en los que he estado nunca.

Entramos en la autopista, si se le puede llamar así, porque tiene peajes pero si le descontamos ese detalle, en España no pasaría de una carretera secundaria. Para darle todavía más emoción, los vehículos te adelantan por donde mejor les conviene, utilizando el arcén, la zona exterior del mismo o incluso el carril contrario.

Cuando llegamos a nuestro primer peaje, la chica que cobra en la ventanilla tiene cara de muy mal humor y nos dice queella no acepta tarjetas de crédito europeas. Perdón? Quién eres tú para decidir eso? Vuelve a insistir en que solo podremos pagar con Rands, tarjetas de crédito Sudafricanas o Pulas de Botswana… Como no era cuestión de empezar una guerra que no íbamos a ganar, ni teníamos tiempo, amablemente le ofrecimos dólares americanos. Pero prácticamente antes de que nos diéramos cuenta, otra chica que estaba con ella en la cabina nos estaba abriendo una barrera para volver por donde habíamos entrado… Nos estaban echando!!!

Ante el problema totalmente inesperado (otro más), tuvimos que tomar cartas en el asunto, montando un comité de emergencia para encontrar una solución: O volvíamos hacia atrás buscando un cajero en algún sitio, o tomábamos la carretera opcional a la autopista.Que en realidad es una pista sin asfaltar donde la distancia hasta Johannesburgo aumentaba en 400 kilómetros y el tiempo en seis horas. Como con esta última opción casi no teníamos tiempo ni de llegar al aeropuerto, retrocedimos en busca de un cajero.

Volvimos a la pseudo-autopista, esta vez ya con Rands, y le pagamos el peaje a las mismas chicas, que nos cobraron con una sonrisa triunfal bastante desagradable. Circulamos en dirección a Johannesburgo atravesando pequeños núcleos rurales y pueblos. De camino a Pretoria pudimos ver a lo lejos el estadio de la final del mundial de fútbol, que está situado en Rustenburgo.

De recados por Johannesburgo

Es normal que digan que Pretoria y Johannesburgo están cerca. Aunque les separen oficialmente unos veinte kilómetros, la autopista llega a marcar ambas ciudades a la vez. No tardarán mucho en unirse en una mega urbe, separadas únicamente por el aeropuerto, que está en el medio de ambas.

Como llegamos antes de lo previsto, pudimos ir hasta el centro comercial donde compramos el primer día el hornillo (más bien la caja vacía) para intentar devolverlo junto con las botellas de gas. Tras callejear un poco, logramos aparcar en el centro comercial.

En la tienda, un chico no quería devolvernos el dinero, porque nos decía que no tenía forma de comprobar que la caja estuviera vacía cuando la compramos. Si lo llegamos a saber, le regalamos la cazuela completamente negra por el fuego de la leña. Pero la encargada del local, le dio orden de devolvernos el dinero, porque no somos los primeros a los que les pasa.

Así que recuperamos casi cuarenta euros para nuestra maltrecha cuenta bancaria (sobre todo por los pagos de gasolina) y nos sentamos a comer algo en la parte superior del centro comercial.

Springboks Vs. All Blacks

La totalidad del grupo (soy el único al que le da igual) quieren visitar el estadio donde España ganó el Mundial de fútbol.Yo pongo la nota discordante. Considero que perder una hora, jugarnos un atasco que ponga en peligro todo lo que nos queda por hacer, o incluso nuestro vuelo, cuando ni tan siquiera podremos entrar al estadio, me parece ridículo. Pero como somos seis, y todo va por mayoría, vamos en la búsqueda del estadio atravesando una parte del barrio de Soweto y el centro de la ciudad. 

Durante todo el camino hasta el estadio, notábamos un tráfico de coches un poco fuera de lo común. Nuestros peores presagios se hicieron realidad al girar en la última curva hacia la calle del estadio Soccer City. Esa tarde iba a jugar allí la selección Sudafricana de Rugby, Los Springboks !!!. Seguro que si hubiéramos querido hacer coincidir el viaje con un partido no hubiéramos sido capaces.

Como el atasco era monumental, con miles de coches tocando el claxon, gente con vuvuzelas, con banderas, la cara pintada etc etc … Nos acercamos lo más posible, para poder volver a escapar del lío, desde un lugar donde se podía ver el estadio, les saqué una foto a los cinco y nos volvimos hacia el aeropuerto.

Las peores noticias se confirmaron un poco después: El partido de rugby enfrentaba a los Springboks con los All Blacks de Nueva Zelanda. Quizás uno de los mejores, sino el mejor partido de rugby que se pueden ver en el mundo. Nosotros a tan sólo 600 metros del estadio. Si lo llegamos a saber, habríamos cambiado el vuelo para un día después, ya que ver ese partido merecía mucho la pena. 

Parte de guerra

Llegamos al aeropuerto, nos dirigimos a la oficina de Europcar para devolver los coches. Por un lado me daba bastante vergüenza entregarlos en el estado en que se encontraban. Pasar tres semanas por pistas de grava, sin que les cayera ni una sola gota de agua para lavarlos, lo que hacía que de su color gris original, pasaran a una mezcla entre blanco y marrón.

Parte de guerra de los coches: Un cristal delantero rajado, un piloto trasero y dos faros antiniebla rotos. Además de eso, uno de ellos estaba todo salpicado por la sangre del pájaro atropellado. Tenía también una bombilla fundida. Todo eso sin contar con el ligero desplazamiento del eje trasero que llevaba tras la salida de pista del paso a nivel. Tras el golpe, la rueda se movía bastante, de manera algo desacompasada.

Pero si pienso en el engaño de que no eran 4×4 sino vehículos con tracción delantera normal. Podían dar gracias y menos mal que se los devolvimos enteros.

Intentamos poner una reclamación en la oficina, pero casualmente tenían un problema de línea dejando el sistema sin funcionamiento. A cambio no ofrecieron una dirección de correo para que enviáramos nuestra protesta, lo que viene siendo predicar en el desierto…

La Jirafa vuela en Business, nosotros no

El “sistema” volvió a fallar a la hora de conexionar nuestros vuelos entre Johannesburgo-Londres y Madrid. Por mucho que le insistimos de que se tenía que poder hacer (como después se demostró) la mujer decía que era imposible. Teníamos que recoger las maletas para volver a facturar en Londres.

Todo se descubrió diez minutos más tarde, cuando intentábamos saber a quién le reclamaríamos si el vuelo que iba aLondres llegaba tarde, o perdíamos la conexión con Madrid. En un momento de la conversación, la mujer sacó una pegatina para ponerle a la jirafa de madera que Fran y Ana llevaban como equipaje de mano. Podéis adivinar que ponía la pegatina?? Pues lo que nosotros decíamos: Johannesburgo – Londres – Madrid. Vamos que la jirafa iba directamente a Madrid pero nuestras maletas no…

A todos nos entró la risa, incluso a algunas de las otras chicas que trabajaban en los mostradores de cercanos que escucharon la conversación. Le hicimos ver que los vuelos estaban conectados, que era posible y que un error lo tiene cualquiera. Sabéis que hizo para solucionarlo? Le quitó la pegatina a la jirafa para cambiarla por otra sólo hasta Londres.

Por supuesto tuvimos que recoger las maletas en Londres, y correr….correr mucho para poder hacer la facturación y llegar a nuestro vuelo de Madrid….

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