Nuestra primera experiencia en Africa, comenzará volando desde Madrid a Johannesburgo, con una escala muy breve en Londres para empezar este Roadtrip por el sur de África. El primer vuelo será con Iberia y el segundo con Virgin Atlantic.
Mientras esperamos nuestro turno en facturación, nos ponemos un poco al día. Soy el único que no vive en la misma ciudad (qué ciudad) , y durante el año apenas hemos tenido contacto.
A la hora de facturar, pedimos viajar lo más juntos posible. Teniendo en cuenta que éramos seis personas, la chica que nos atendió intentó hacer lo que pudo. Finalmente el sorteo del asiento aleatorio me tocó a mí, y viajé desde Londres a Johannesburgo sentando 30 filas más lejos del resto del grupo.
¡África aquí estamos! Empezamos un Viaje a lo Desconocido
Nuestro vuelo de Iberia salió de Madrid con casi media hora de retraso, pero aterrizamos en Londres con tiempo de sobra para la conexión con Johannesburgo.
Me acerqué a un mostrador de Virgin Atlantic y pregunté si habría alguna posibilidad de cambiar mi asiento por otro más cerca de mis amigos. Lo que era una simple consulta, se convirtió en una comprobación de documentación. Tuvimos que enseñar pasaportes, tarjetas de embarque y las fotocopias de las reservas de los vuelos. Todo para quedarme con el mismo asiento que ya tenía. Perdimos más de media hora en un trámite innecesario, así que tuvimos que correr por toda la T3 de Heathrow para llegar a la puerta antes de que cerraran el embarque.
Las 10 horas de vuelo se pasaron bastante rápido, sobre todo cuando no es la primera vez que haces un viaje tan largo. La oferta de ocio que ofrece Virgin es tan amplia que es posible estar entretenido durante horas. Destacar también el pack de amenities que ofrecen a cada pasajero: Una bolsa de viaje tipo bandolera semi transparente, decorada con logotipos y dibujos de Virgin. Dentro, todo lo que necesitas para tener un viaje lo más cómodo posible: Una mini manta, una pequeña libreta con un bolígrafo, unas hojas para que los niños dibujen, y un neceser con cepillo, pasta de dientes, antifaz, calcetines, unas toallitas húmedas y unos tapones para los oídos.
Por fin llegamos a Johannesburgo
El aeropuerto de Johannesburgo O.R Tambo (JNB) no parece muy grande, pero se ve prácticamente nuevo. Los carteles del recién acabado Mundial de Fútbol están por todas partes, incluso aún se ven los controles de pasaporte para personal VIP y autoridades.
Los mostradores de las empresas de alquiler de coche están en un edificio anexo completamente nuevo. Allí recogimos dos Daihatsu Terios, un 4×4 urbano que tiene buena pinta. Aunque no son muy grandes, ni sabemos cómo responderán en el desierto.
En Sudáfrica se conduce por el lado derecho. Así que hicimos una mini práctica, sin sobresaltos en el parking del aeropuerto. Salimos a la fauna Sudafricana para comprar lo necesario y vivir durante 23 días. Un hornillo para cocinar, utensilios de cocina y algo más que nos hiciera falta. Encontramos un centro comercial, y para no tener sustos el primer día, nos quedamos dos personas en los coches vigilando por lo que pudiera pasar.
Con decoración del Mundial aún en la calle. La carretera entre el aeropuerto y el centro de Johannesburgo es excelente, muy diferente de lo que nos íbamos a encontrar un par de horas después.
Nuestra primera experiencia en África nos dejó bien claro que las diferencias entre clases es enorme. De un lado teníamos a un hombre que mientras trabajaba sus hijos lo esperaban jugando en su camioneta aparcada en la carretera. De otro, cientos de personas, en su mayoría de raza blanca, se acercaban al centro comercial, a pasar un agradable día en familia.
Mientras el hombre trabajaba recogiendo basura alrededor del centro comercial, sus hijos le esperan aburridos en la camioneta. De vez en cuando se acercaba a ellos para hablarles, pero rápidamente se volvía a marchar.
Después de las compras, paramos para nuestra primera comida sudafricana en un McDonald´s. Me costó bastante comer ahí, porque un año después del viaje a Estados Unidos sigo aborreciendo su comida.
Nos esperan 800 km hasta Upington
Al terminar de comer salimos rápido hacia Upington. Nos esperan 800 km por unas carreteras que podían ser una lotería. No sabíamos cuánto íbamos a tardar en llegar. Después de un vuelo de 10 horas, programar una ruta de 800 km por carretera para cruzar Sudáfrica, es de ser un poco temerarios. Pero… ¡Nos va la marcha!
La salida de Johannesburgo es un pequeño caos de tráfico y carteles donde reside la gente «bien» de la ciudad. Muy diferente a lo que encontramos más adelante. Grupos de personas viviendo debajo de unas chapas y restos de otros materiales. Según vamos dejando atrás la ciudad, el paisaje se vuelve mucho más seco y en muchas partes los campos están totalmente quemados por el sol.
Durante nuestras primeras horas en Sudáfrica, nos sorprende el estado de las carreteras y cómo conducen. Los arcenes no existen y el desnivel es grande, para llevarte un buen susto si hay un despiste.
Según hacemos kilómetros el paisaje cambia radicalmente. Se convierte en un ambiente desértico, completamente llano y sin apenas árboles u otra vegetación de más de un metro de alto. Las carreteras se hacen eternas, con zonas muy rectas y sin curvas, durante decenas y decenas de kilómetros….
Una carretera cortada en medio del camino. Si las vallas están caídas y rotas… ¿Cuánto tiempo llevan con las obras?
Al viajar en invierno, a las 17:30h se hace de noche y las sombras aparecen en cada esquina. Aparte de tener cuidado con el arcén y los coches que a veces circulan por nuestro carril. También llevamos otro ojo puesto en los animales y personas que caminan por la carretera.
Como somos 6, nos hemos repartido 3 por coche y nos vamos dando relevos cada dos horas más o menos. El camino hasta Upington se hace muy largo y cuando por fin llegamos, eran ya de las 11 de la noche. ¡¡¡Habíamos tardado casi 10 horas!!! Nos acostamos sin cenar, no podíamos ni con las pestañas.