En todos los RoadTrip, siempre hay uno o dos días que se podrían resumir como “sin chicha”. No sé si esto le pasa al resto de viajeros, pero a mí personalmente me sucede. Intentas hacerlo todo perfecto: Coordinar los tiempos, horarios, aprovechar al máximo los lugares… Pero al final siempre pasa algo, con uno o dos días locos, así como otros de los que esperabas mucho y al final, se quedan sin contenido. 

Hoy es un de esos días, que cuando lo acabas y haces resumen piensas: Increíble, pero salvado por los pelos y de casualidad.

Un dia tonto

Por segundo día consecutivo acabamos nuestra jornada al volante temprano. La distancia entre el camping y la ciudad de Kasane es más bien escasa, sobre todo si la comparamos con otros trayectos que hemos realizado hasta el momento.

Regla Número 1 de los RoadTrip: La Carretera es una parte más del entorno. No tienes ningún tipo de derecho o prioridad sobre animales o personas que la utilizan como si realmente no existiera.

Kasane es un pueblo de unos 10.000 habitantes. Su principal actividad, como no podía ser de otra manera, es el turismo. Posicionado como lugar estratégico de todos los viajeros y agencias. Kasane es la base desde donde se organizan tours o excursiones para visitar el Parque Nacional Chobe, el río e incluso las cataratas Victoria en Zimbabwe. Muy cerca, se encuentran las llamadas “Cuatro Esquinas de Africa” donde el río Chobe, hace frontera natural a la vez con Namibia, Botswana, Zimbabwe y Zambia.

Gracias al movimiento constante de turistas, la ciudad tiene “comodidades” cómo por ejemplo una oficina bancaria, así que aprovechamos para cambiar dólares a pulas, que es la moneda oficial de Botswana. La verdad es que los pagos con tarjeta no están muy extendidos fuera de los Lodges, y aunque suelen aceptar Dólares americanos, la conversión de cambio que te quieren hacer cuando pagas, es la misma y fija desde hace años. Pagar en dólares significa perder dinero en casi el 100% de las compras.

Nuestro camping se encuentra al final de la única calle importante del pueblo. Como teníamos un día “tranquilo”, buscamos una pizzería para comer. La verdad, es que nunca me hubiera imaginado comer una pizza en Botswana después de las penurias alimenticias de los últimos días. Mientras devorábamos la pizza, nos fijamos en el goteo constante de coches 4×4 que vienen o van de los safaris organizados por los lodges.

El centro de Kasane está vigilado por policía y algún camión del ejército. Aunque parece que no están, fijándose un poco, son más de los que parecen.

Las cuatro esquinas de Africa

Como ya comentamos antes, teníamos el día sin ningún plan aparente. Cuando llegamos al camping vinos en la recepción unos folletos de excursiones por el río. Nos pareció interesante dar un paseo, quizás incluso hasta podríamos ver algún animal. Por el precio, 23 dólares por persona, nos pareció razonable sobre todo teniendo en cuenta el tiempo del viaje, unas 3 horas. 

Si me dicen cuando montamos en esa barcaza sin barandillas, que el río estaba lleno de cocodrilos, igual me lo hubiera pensado un poco…

Nos montaron en una barcaza, navegamos apenas 15 metros y volvimos a parar en un pequeño muelle fortificado por vallas metálicas, donde había otro grupo de personas esperando. Desde ahí cruzamos directamente a una mini isla donde un barco nos iba llevar por todo el recorrido.

Sin saberlo, estábamos navegando por un lugar icónico como las cuatro esquinas africanas. Saliendo de la zona Botswana, podíamos ver las costas de Namibia, Zimbabwe y Zambia.

Comenzamos el paseo viendo unos hipopótamos y cocodrilos en la orilla del río. Ahí nos dimos cuenta de la temeridad que era subirnos en aquella barcaza. También extremamos las precauciones en el barco, porque tampoco era mucho más fiable. En algunas zonas, si estirábamos la mano podíamos casi tocar el agua. Por no pensar en que si alguien se descuida un poco intentando sacar una foto, termine con el consiguiente susto o desgracia.

El hipopótamo mas activo come algo tranquilamente mientras el resto duermen enterrados en el barro.
Estos cocodrilos parecen estar esperando a que alguien resbale y se caiga al agua ¿Quién quiere ser el primero?

La excursión por el río no podía ser más rentable, tanto en precio como por lo inesperado en animales avistados. Aún no se cómo se nos pudo escapar este lugar en la planificación previa y que suerte tuvimos encontrándolo finalmente. Empezamos viendo un elefante en un islote en medio del río. ¿Cómo llegaría hasta allí? – nos preguntamos…. Tras el elefante, encontramos un grupo de hipopótamos tomando el Sol en una charca de barro. A escasos metros de los hipos, un gran cocodrilo descansaba relajadamente.

Un cocodrilo descansa con un ojo abierto. Cuando uno de los barcos se acercó demasiado, abrió la boca y a gran velocidad entró en el agua.

Los elefantes saben nadar

Durante todo el trayecto, podemos ver como las orillas del río están repletas de cocodrilos. También grupos de sprinbokscomiendo las hojas tiernas los arbustos e incluso varias familias de monos que conviven todos juntos en amor y compañía.Suponemos que este Status Quo entre diferentes animales se romperá cuando uno de ellos tenga hambre. Pero así funciona la cadena alimenticia en la vida salvaje.

Pero lo más espectacular de todo el día, y quizás uno de los momentos del viaje, con la jirafa muerta y el leopardo, ha sido ver como un grupo de elefantes cruzaban el río todos en fila, siguiendo a la hembra dominante. Todos los paquidermos en orden cruzaron el profundo río. Llegando a sumergirse completamente, sacaban únicamente una pequeña parte de la trompa, a modo de periscopio, para poder respirar. Incluso los elefantes más pequeños del grupo, agarrados con la trompa a la cola del elefante que iba delante consiguieron cruzar y llegar al islote. Otro recuerdo que se queda grabado de por vida….

La hembra dominante atraviesa el río y tras ella el resto del grupo.

Para terminar el espectáculo de los elefantes, tres adultos llegaron un poco rezagados a cruzar el río. Cuando les faltaba tan sólo un tercio del camino, se pusieron juguetones; porque nada mejor que divertirse un poco en el agua no? Nos quedamos literalmente con la boca abierta cuando empezaron a jugar entre ellos: subiéndose unos encima de otros, saltando, e incluso girándose por completo asomando las patas por encima del agua. Nuestras dudas iniciales quedaron resueltas: Los elefantes saben nadar y bucear aunque pesen toneladas

Una hembra de elefante y su pequeña cría llegan a la orilla e intentan subir. El pequeño tiene algún que otro problema pero finalmente con un poco de esfuerzo, logra salir del agua.

Juegos acuáticos en el río. Podría parecer que no, pero los elefantes se mantienen en flotación mientras se «pelean» de manera amistosa. El río es muy profundo en esa zona.

El último elefante sale del agua después de la sesión de baño y juegos en el río. Esta es una de mis fotos favoritas del viaje.

El tour por el río no daba para mucho más. Cuando llegamos al muelle eran casi las seis y media de la tarde, hacía frío y prácticamente era de noche. Lo que había empezado como un día prácticamente vacío y sin contenido, había acabado como la sorpresa del viaje. 

Los mejores planes siempre son los que nunca esperas…


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