Día 18
16/8/09
A primera hora organizamos todo para desmontar y ponernos en ruta cuanto antes. Fue otra noche de frío que mi saco de Decathlon no aguantó y tuve que vestirme con ropa para no morirme y sufrir congelaciones en mis dedos jeje. Me levanté el primero, y cuando estaba disfrutando del paisaje e intentando conectarme a internet para hablar con la familia, apareció Javi muy enfadado porque había dormido muy mal. Al parecer, había montado una de las tiendas en un sitio que no estaba en pendiente, Tamara le dió el cambiazo ( la versión de esta es diferente …) y el pobre hombre dijo que prácticamente no durmió en toda la noche….o yo tengo el sueño muy pesado, o muy mal el oído, porque que yo sepa no protestó en ningún momento, pero bueno, eso no es asunto mío.
Problemas nocturnos a parte, el caso es que montamos todo en los coches y cuando estábamos ya listos para marcharnos, Jorge dice: Oye, que no nos han cobrado las pizzas !!!. Ahí si que salió el auténtico espíritu español y una voz dentro del coche opinó…pues ya está, por el dinero que hemos perdido en el mini-rodeo . Las pizzas eran sobre 100 $….
Seguimos nuestra ruta camino de Page, donde teníamos reservada una excursión en el Antelope Canyon, un parque dentro de una reserva india, y a la que sólo se puede acceder en 4×4 y con uno de los indios como guías.
Llegamos a Page un poco antes de la hora prevista, con el tiempo de aparcar, ir a la oficina y tomarnos algo fresco antes de la excursion…Pero lo que no sabíamos es en Page hay que atrasar el reloj otra hora más, por lo tanto habíamos llegado 1 hora antes ….así que tuvimos tiempo de tomarnos algo, recorrernos las tiendas de alrededor, e incluso ir a comer. En ese tiempo aproveché para hacer unas investigaciones personales y adentrarme en el sorprendente mundo de los supermercados americanos. Decidí que me iba a afeitar porque ya no aguantaba más con la barba ( llevaba sin afeitarme desde mi casa ) y tampoco encontré ninguna barbería de esas en las que te tumban hacia atrás y te sientes como Clint Eastwood en una película del oeste, este era el día.
Para cuando salí del supermercado y volví al punto de encuentro, habían montado casi un operativo de búsqueda para encontrarme jeje. Querían ir a comer pero les faltaba uno…. Entramos en una hamburguesería y pedímos algo para meter en el estómago, esta vez tenía lechuga y tomate !!! Y rápidamente nos acercamos a la oficina de la excursión, donde ya estaban esperando por nosotros.
El viaje hasta el parque se realiza en unos 4×4 muy antiguos, y preparados para llevar en su parte trasera hasta 16 personas. Tienen un tipo de banco corrido a todo lo largo, donde la gente se sienta a ambos lados, todo cubierto por un toldo y unas protecciones laterales para evitar que te puedas caer al suelo desde una altura considerable, porque las suspensiones están suplementadas como 40 / 50 cm.
El trayecto se hace entretenido, atravesando el pueblo y contemplando todo desde esa altura. El pueblo es típicamente americano, y sus habitantes prácticamente todos de origen indio. No son los indios que montaban a caballo y llevaban arcos y flechas, esos serían sus antepasados. Estos van en camioneta, regentan negocios y compran en el supermercado. Una costumbre la mantienen, muchos hombres llevan el pelo largo suelto o atado con una trenza. Cada vez que me cruzaba con un hombre con esas características mi mente me volvía a recordar al amigo de Chuck Norris en la serie «Walker Texas»…aproximádamente unos 50 años, pelo largo y canoso, atado con una trenza, sombrero de cowboy y conduciendo una ranchera…ahora ya se de donde lo sacaron, de Page !!! jeje.
Cuando entramos en el recinto del parque, un cartel avisa de que es propiedad privada de la reserva y que no se puede entrar sin su permiso. A lo lejos tan sólo se puede observar tierra,polvo y arena. El 4×4 circula guiado por las roderas de otros vehículos atravesando dunas y montículos de arena tan fina que se filtraría por un colador. Por momentos parece que estamos en una etapa del Rally Dakar, a algunos no les gusta y ponen mala cara, pero yo me los estoy pasando como un niño. Cuando ya se podía ver a lo lejos la entrada al cañon, tan sólo una gran explanada de arena nos separaba de él, nuestro vehículo se quedó atrapado en medio de una mini-duna ( excurisón completa !!! ) y después de intentar sacarlo durante varios minutos, nos cambiaron de 4×4 para poder llegar sin complicaciones.
Lo que nos encontramos dentro del cañon es difícil de explicar. Las imágenes que habíamos visto en fotos ( revistas, Google,etc ) no son ni la mitad de espectaculares de lo que allí dentro hay. Los torrentes de agua que bajan cada cierto tiempo han ido excavando en la roca un camino repleto de curvas y varios metros de alto. El agua ha logrado que las paredes sean tan suaves como la seda y que el suelo tenga la arena más fina que he visto en mi vida. Acompañados por un guía, cada grupo va recorriendo el interior del cañon escuchando atentamente las explicaciones que da sobre formación, fechas ( hay algunos troncos de árboles que llevan allí desde 1800 ) e incluso sombras y dibujos que se forman cuando la luz entra desde lo alto del cañon a ciertas horas el día. Sobre este tema de las luces, recomiendan visitar el cañon a unas horas concretas, que es cuando los rayos del Sol entran directos en forma de tubo luminoso, logrando una combinación de luz y color naranja inigualable.
Salimos del parque y antes de ir hacia el camping, nos paramos a unas cuantas millas, donde se encuentra la herradura Mojave. No me puedo ni imaginar los miles de años que el río ha tardado en fabricar semejante curso en forma de herradura. Con una altura de varios cientos de metros y donde se aprecian perfectamente los diversos niveles de agua que ha tenido en diferentes épocas. Aproximarte al borde del precipicio da algo más que respeto, pero es un lugar fascianante.
Al salir de ahí, dimos un pequeño rodeo para ver el puente Navajo. Un puente sobre el cañon del río, bueno mejor dicho son dos, porque a finales de los años 90 y ante la carga de vehículos que soportaba el viejo puente, decidieron hacer otro siguiendo el mismo patrón del original. Ahora el antiguo se queda como peatonal, desde donde se puede pasear, sacar fotos y apreciar el cañon del colorado en todo su esplendor. Uno de los otros descubrimientos agradables de este viaje.
Nos propusimos buscar un Days-Inn para pasar la noche, y en eso estábamos hasta que llegó un momento que no sabíamos muy bien por donde íbamos. Era de noche, no se veía nada y los pueblos estaban separados por muchas millas de distancia.
Finalmente, en el mapa nos aparecía un lugar llamado Cameron, y que estaba algo cerca. Cuando llegamos, aquello parecía una mini – ciudad abandonanda, no era muy tarde ( las 22:00 más o menos ), pero estaba todo a oscuras, no se veía gente ni nada de nada. Después de perdernos, encontramos una tienda con restaurante y algo que parecía un motel. Entraron a preguntar Jorge con Fran y la única habitación que les quedaba fue para nosotros.
El alojamiento nos salió caro ( comparado con los anteriores ) pero no estaba nada nada mal. Tenía una habitación enorme con una cama mas grande aún, baño, un salón con sofá cama y una mini-cocina con microondas y mini-nevera. Nos organizamos para que mientras unos iban comprando de cenar, pagando, etc otros nos duchábamos.Cuando tuvimos todo bien organizado y la cena comprada, hoy nos tocaba pasta calentada en el micro, y encendimos la televisión un rato. Obama también estaba de ruta por los parques !!! Nos los encontraríamos en el Gran Cañon ???
Finalmente dormimos como pudimos: unos en la cama, otros en el sofá – cama y el resto en el suelo.