Día 8

6/8/09

Un poco de miedo ofrece Chicago cuando uno se despierta recordando la experiencia de la llegada y cuando durante toda la noche no se dejan de oir ambulancias y el metro, dando la impresión de que todo pasa justo por el medio de la habitación.

En Chicago la hora cambia otra vez ( ya son 7 con respecto a España ). Cambia para todos menos para Tamara, así que como es la encargada de poner el despertador, todos estábamos despiertos 1 hora antes……

Foto de nuestra habitación del Hostel a primera hora de la mañana. Cristian y Jorge (al fondo) en medio de toda la ropa colganda después de hacer la colada.


Salimos a la calle detrás de Tamara ( nuestra guía para esta ciudad ) y nuestro primer objetivo fueron las Seas Towers. De camino, Fran y yo cambiamos los coches de aparacamiento, para no tener que pagar todo nuestro presupuesto del mes en una noche…. y les salimos después al encuentro. Los pobres estaban buscando las torres y se sentaron a esperarnos en la entrada de un edificio, que casualidad que estaban en el lugar adecuado, les habían cambiado el nombre hacía 2 semanas !!!.

Después de las Seas Towers, nos montamos en un pequeño barco que nos llevó por el río hasta otra parte de la ciudad. No era una góndola veneciana, pero permite ver Chicago desde otro punto de vista….


Nos pegamos el paseo del día buscando la catedral. La chica del Hostel International orientó a Tamara y a Fran, les dijo que estaba cerca y que el planetario abría a las 18:00. Al final la catedral estaba a unas 8 manzanas !!! y cuando llegamos estaba cerrada por obras.

Chicago cambia de día, y mucho. Parece ya una ciudad normal, con sus rascacielos, taxis, el metro que atraviesa el centro a 3 metros de alto, etc…y sobre todo tiene esa brisa que sienta tan bien.

Aquí una foto de los 7 Riojanos con la escultura a los emigrantes. A toda esa gente del campo que se mudó a la ciudad en busca de una vida mejor, la ciudad les ha hecho un homenaje.

El metro ligero de Chicago circula sólo en el centro de la ciudad y para no interferir en el tráfico urbano, han elevado las vías unos metros. El problema viene cuando por la noche el metro pasa a escasos 2 metros de la ventana, y no es especialmente silencioso…..


Visitamos el edificio más alto de Chicago y la torre del agua,uno de los pocos edificios que se salvó del incendio que arrasó la ciudad a principios de 1900. Aprovechando el buen día, nos dejamos caer por el Millenium Park ( lo mejor de la ciudad sin duda ). Pegado a la zona de rascacielos, se encuentra un parque donde la gente se mezcla con el agua, la música, los espectáculos…casi en el centro del recinto está la gran gota de agua cromada, donde se refleja todo lo que se ponga a su lado ( personas, edificios, etc).

Su verdadero nombre es : Chicago´s Bean, lo que viene siendo, la alubia o abichuela de Chicago. Y es uno de las esculturas, adornos, etc más originales que he visto nunca. Por no decir, lo bonito que es ponerse delante y ver el reflejo de todo lo que lo rodea.

Dentro de ese pequeño «mini-mundo» que está formado en el parque, hay pequeños conciertos y espectáculos para todos los gustos e incluso el gran escenario / teatro al aire libre con una cúpula metálica, donde la gente se tumba en la hierba a escuchar jazz. La sensación de relajación que ofrece el jazz unido al Sol y a la brisa que proviene desde el lago Michigan, hacen que esa media hora haya sido lo mejor de Chicago con diferencia.

La ciudad de Chicago cambió una antigua estación de tren y una zona portuaria por el mayor parque de la ciudad, el resultado no les ha podido salir mejor. Es un lugar donde hay actuaciones, música y actividades todo el año.


Volvimos a la realidad para regresar de nuevo al Hostel para comer por alli cerca y nos separamos en grupos: unos se fueron a dormir y otros a dar una vuelta y comprar. Quedamos de encontrarnos a las 17:30 en la fuente del parque. Una especie de plato de ducha gigante, con dos paredes a los lados desde donde cae agua mientras se proyectan imágenes. Compramos los regalos de Ana y de Angela que estan de cumpleaños esta semana, y cuando llegamos a la plaza, Javi ya estaba empapado por meterse en la fuente con los niños je, je.

No sólo los niños disfrutaban del agua y los chorros, también se podían ver a sus padres con el bañador aprovechando para mojarse un poco.


Aprovechando la ocasión, visitamos el museo de arte de Chicago, que está en un extremo del parque ( todo lo interesante está muy cerca ) no todos los días se pueden ver cuadros de El Greco, Goya, Miró, Van Gogh, etc. El único problema es que sólo teníamos 1 hora y media porque habíamos quedado con Javi en el puerta para ir después al planetario, que abría a las 18:00…

Paseando por la bahía de Chicago ( algo más de media hora larga ) pasamos por delante de la famosa fuente de Buckingham hasta llegar a la otra punta del puerto, desde donde las vistas del skyline de Chicago son fabulosas. Cuando llegamos al planetario, y al ver a tan poca gente por allí, le preguntamos al guardia de seguridad y su respuesta nos dió una de las frases del día y de todo el viaje : El planetario abre a las 9:00 y cierra a las 18:00 ( ya te vale Tamara ……jajaja) La chica del Hostel que le explicó a Tamara y Fran se lo dijo todo al revés…y nosotros la tomamos con ella…pobre mujer y aún no había terminado el día…

Ya que nos habíamos pegado el paseo, nos quedamos a ver la puesta de Sol desde la otra parte de la bahía. Para terminar el día, optamos por visitar la otra parte del puerto con la Noria y la zona de ocio. Decidimos montarnos en el autobús para cubrir el trayecto entre ambos sitios, y ahí fue donde por fin conocimos el verdadero sentido de la ciudad de Chicago: Por las noches se trasforma y todo lo peor sale a la oscuridad….

Vista de los rascacielos de Chicago desde el paseo al planetario, con el lago Michigan en el medio.


El autobusero nos tenía que cobrar 18$ por los viajes de todos, pero nos decía que metiéramos 20 en la máquina para pagar. Cuando metemos el billete en la máquina nos dice : «Lo siento, no devuelve cambio «, será cabrón !!!. Mientras Jorge le decía que así no se hacían las cosas, Tamara sacaba su lado más bestia y le gritaba de todo al conductor. Al final y después de mucho pelear, nos dió los 2$ que nos debía y nos regaló los transfers para poder montar en otro autobús sin coste mayor. Pero la cosa no se quedó ahí, en el momento de darnos los transfers, sólo nos daba 7, y le decía a Jorge: Toma 7, dale los 2$ a tu hermana y que se baje …jajajaj.

Hemos llegado a la conclusión de que esta ciudad es digna de estudio, por el día una ciudad normal, por la noche…salen todos los zombies ……

Después de la historia con el autobusero y la breve visita al puerto y la Noria ( estaba cerrando cuando llegamos, por variar… ) nos volvimos al Hostel a hacer las maletas.

Nos quedan prácticamente 2 días de carretera por delante…

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